El Trullo, o Truddu en el dialecto salentino, llama la atención y atrae. Esta singularidad arquitectural pullesa se difundió en la valle de Itria y sobre la meseta de Murgia durante el siglo 19.
No es extraño dar con una de estas chozas de piedras en las carreteras del tacón de la bota. Entre Bari, Brindisi y Taranto, los campos olivos son bordeados por los trulli con techos llanos o cónicos . Vivienda permanente o temporal, estas casas resguardaban en otro tiempo los campesinos de la región.
Entre esos muros que pueden medir a veces dos metros de grosor, el trullo ofrece un frescor digno de aprecio durante los largos meses de verano pullese. Una habitación se esconde debajo de la punta de estos conos de piedras blancas y grises, construidos al nivel del suelo por grupo de dos hasta cinco conos, y con un cumbre esculpido puesto encima. Reconvertido a menudo como casa de veraneo, este apeadero tradicional es propicio para el ocio.
Si algunas ciudades pullesas como Alberobello son famosas por los trulli y son una de las destinaciones turísticas preferidas en la región, las demás no tienen que enrojecer. En Martina Franca, Ceglie Messapica, Villa Castelli, Ostuni o Locorotondo, el truddu aparece a la vuelta de un camino.
Desde hace casi veinte años, Apulia esta desarrollando su sector turístico en torno a sus riquezas naturales y arquitecturales. Inevitable, el trullo se convierte en un hotel o una morada que se alquila. En pleno campo árido o con vista al mar, el viajero ahora puede dormir en una construcción típico de la región.
Traducido por S. MULLER – Meretdemeures.com.
